La meditación ayuda a afrontar las dificultades de la vida

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¿Cuál es la forma correcta para hacer meditación? ¿Debería dejar la mente en blanco? ¿Debo tomar una postura específica? ¿Cierro los ojos o los dejo abiertos? ¿Cuánto tiempo debería hacerlo?

En este artículo conocerás las realidades y los mitos en torno a esta práctica con 2000 años de antigüedad, que inició con el budismo, pero que hoy en día se ha vuelto una práctica secular, sin ninguna denominación religiosa, y que tiene un impacto inmensamente positivo en nuestra vida.

La meditación nos ayuda a “domar nuestra mente” que a veces parece como un changuito saltando de un pensamiento a otro a voluntad propia (por eso queremos que tu changuito interno sea mindful y aprenda a convertir a la mente en una aliada 😊).

Mujer que se desvanece con pensamientos

Entonces, ¿la meditación me ayuda a vaciar la mente? En realidad, la mente es tan poderosa, tan creativa, tan pensante, que sería una lástima querer que deje de producir todos esos pensamientos, lo cual puede ser agotador, muy difícil, y no es el propósito de la meditación.  

¿Qué sí es?

La meditación es un hábito positivo que nos permite viajar dentro de nosotros para actuar desde ahí. Resulta de aprender a silenciar nuestro diálogo interno y de fijar la atención en algún objeto: la respiración, las sensaciones corporales, una visión, un mantra… el momento presente.

Meditar significa “traer la mente a casa”, en palabras del monje Zen Thich Nhat Han, y la casa es nuestro cuerpo. ¿Te ha pasado que estás acostad@ a punto de dormir, pero tu mente está respondiendo correos o pensando qué hará al siguiente día?, estás en una junta, pero tu mente está en la conversación pendiente que tienes con cierta persona. O quizás estás en una conversación con alguien, pero tu mente está “hablando” más fuerte que la persona frente a ti, diciéndote todos los pendientes que tienes por hacer.

¿Qué se practica?

La meditación nos ayuda a practicar estar en el aquí y ahora, que nuestra mente esté en sintonía con nuestro cuerpo, y no en cualquier otro lugar, lo cual, es muchas veces la fuente del estrés: tener la mente volando sin control hacia el futuro y abrumarnos con todas las demandas de la vida.

La meditación también nos ayuda a observarnos (o, a observar el objeto de atención) sin juzgar, y desde una mirada amable hacia nosotros mismos. Así, practicamos ciertas actitudes que después de la meditación, podemos aplicar en nuestra vida cotidiana, mejorando la calidad de nuestra percepción del mundo. Algunas de ellas son la aceptación, la paciencia, la mente de principiante, el soltar y dejar ir, el no juzgar, entre otras.

Si quieres conocer más sobre estas actitudes del meditador y comenzar a meditar en comunidad, suscríbete gratis aquí.

¿Cuáles son los beneficios de la meditación mindfulness?

Además de ayudarte a ser un yo más auténtico mediante el autoconocimiento, el mindfulness, a través de la meditación, te ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, estimular la concentración, prevenir el deterioro cognitivo, favorecer la neuroplasticidad, aumentar la autoaceptación y la empatía, mejorar tus relaciones con los demás, tener una toma de decisiones más consciente y efectiva, entre muchas cosas que… no me lo creas, te invito a que lo vivas y lo compruebes por ti mism@.

En síntesis, al ayudarte a estar más presente en tu vida, momento a momento, te ayuda a disfrutar con atención y a ampliar tu visión del mundo, disminuyendo patrones de pensamiento limitantes o destructivos. El mindfulness, que se cultiva con la meditación, es lo contrario de vivir en piloto automático, y por tanto, hay una mayor consciencia para responder a los cambios y retos que se no presenta el día a día. Si quieres conocer la diferencia entre mindfulness y meditación, ve a nuestro artículo: Potentes prácticas para vivir una vida más plena: mindfulness y meditación.

Meditar es una práctica simple, pero poderosa, y que puede tener ciertos retos (normalmente creencias de nuestra mente) para poder hacerlo de forma constante. Aquí te damos algunos tips para enfrentarlos:

“No tengo tiempo”

Funciona ver a la meditación como un hábito de autocuidado similar a lavarnos los dientes. Pueden ser sólo 5 minutos diarios los que hagan la diferencia para ayudarnos a afrontar las tensiones de la vida, el estrés y cualquier emoción desafiante o situación difícil. Con el tiempo probablemente seas tú mism@ quien quiera ampliar tu tiempo diario de meditación.

“Me quedo dormid@”

Puede ser que realmente necesites descanso. Lo recomendable al practicar es mantener una postura erguida y quizás dejar los ojos abiertos.

“No puedo dejar de pensar o preocuparme”
Mujer meditando en la oficina

Sólo nota tus pensamientos, no los evites. Ancla tu atención a una sensación corporal como, por ejemplo, tu vientre que se infla y se contrae con cada respiración. Etiqueta cada pensamiento conforme surja diciendo mentalmente “te noto”, y regresa a la sensación corporal de tu respiración con una actitud amable hacia ti mism@.

“Me aburro”

Alterna entre prácticas de meditación y prácticas informales de mindfulness. Aborda las meditaciones desde la curiosidad sin intentar que suceda “algo mágico” o cualquier cosa en particular. Recuerda: es un entrenamiento, así que es normal que aparezca la resistencia, pero con una intención amorosa, será más fácil seguir.

“Me autocritico demasiado”

Es normal al principio, pensar que no lo estamos haciendo correctamente, pero no es complicado, y no hay bien y mal en la práctica de mindfulness, simplemente sé consciente de dónde está tu atención. Y recuerda: lo que practicas se refuerza. Por eso es importante tener una voz amable hacia ti mism@. Cada vez que te distraigas con algún pensamiento o estímulo externo (por ejemplo, un ruido), regresa a tu respiración, no con un reproche porque tu atención se perdió (y estarías practicando el reproche y no la atención amable), sino con una celebración porque TE DISTE CUENTA y fuiste capaz de “domar” a ese changuito.

El mindfulness es una semilla que está en toda persona y se puede cultivar a través de la meditación. Te invitamos a ir a nuestra guía de meditación para conocer una forma de practicar la meditación vipassana, o “de la presencia”.

Después de varios años de práctica, en mi experiencia puedo compartir que si me preguntaran si la meditación es para relajarse, les diría que no es el propósito principal, pero sí sucede, ya que te entregas al momento presente, donde no hay nada qué decir, nada qué hacer, ningún lugar al cual ir, sólo te enfocas a SER en el momento presente.

Pruébalo tú mism@

Para probarlo, te invito a hacer esta pequeña práctica:  Imagina que tu atención es una lupa que te permite observar las cosas más de cerca y con mejor definición. Lleva esa lupa de tu atención a tu respiración, observa y siente el aire entrar por tu nariz, siente tu cuerpo expandirse al inhalar, y contraerse un poco en la exhalación. El aire al entrar es más fresco y al salir, un poco más cálido. Continúa por un par de respiraciones más. Y date cuenta de que sólo puedes respirar en este momento. No en el pasado, no en el futuro, sólo en el presente, en este instante. 

Como viste, no es necesario adoptar una postura en específico para meditar (aunque sí que hay algunas que favorecen ciertas actitudes positivas y la propia atención), y puedes hacerlo prácticamente en cualquier lugar y momento, simplemente centrando la lupa de tu atención en algún objeto, muy comúnmente, tu respiración, por ser algo que está en tu realidad todo el tiempo.

No estás convirtiéndote en un(a) respirador(a) profesional, si no en una persona atenta, despierta a la vida y al momento presente. Te invitamos a ir a nuestras redes sociales (Instagram, Fabebook) para tener estos tips a la mano y fortalecer tu práctica regular para construir una VIDA MÁS ATENTA.

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